miércoles, 29 de abril de 2015

Viridis eyes of memorias

3:13 p.m. Debía irme cuando vi aquellos ojos verdes, claros, y esa boca diminuta, semi abierta. Corrí pronto a inventar alguna excusa para que me miraras...

Hoy por fin visito a mis amigas. Les había cancelado el Lunes pasado. Este no será igual. Me arreglo para ir a la universidad, con un outfit que, aunque es mi estilo, no suelo llevar para ir a tomar clases. Peino mi pelo, está más hermoso que de costumbre.

Salgo a la uni. Mi clase es a las 1:00 de la tarde. Es bastante agotador, pero me tranquiliza el hecho de que saldré temprano y podré ver a las chicas.

¡Un 10! Es lo que gritan a coro mi grupito de compañeras en el salón. Era de esperarse. No soy un genio, pero bruta no soy, y había estudiado muchísimo. Decidimos celebrarlo.

Al terminar el profesor con su cátedra, salimos todas por un helado. Yo quiero ese que es de yogurt, kiwi, ciruelas y brownies. Nos comimos el postre sentadas en el comedor del mall. Yo, con mayor rapidez que las demás, pues estoy un poco apurada. Devoro mi manjar mientras el cerebro se me congelaba y la garganta se me quedaba tiesa con el frío.
Termino, me despido, bajo las escaleras casi volando, y te veo. Hago como que no existes, tú igual. Aunque para ti, la verdad, yo soy una desconocida. Creo que no recuerdas que tomamos una clase juntos. No eras un alumno más, ni el profesor. Comentabas sobre los temas que se debatían sin recibir una calificación a cambio, pero era bien pagado tu trabajo. No recuerdas que te sentabas frente a mi y no podías apartar tu mirada de mis ojos.

Quise volverme hacia ti, pero no. Opte por comprar la lima de uñas que una compañera me había encargado ¡hace un mes! Gracias a Dios me acordé de ello. La compro, llevaba en el pantalón el dinero exacto por la lima. Subo quince escalones hacia ella (ha-ha, vaya excusa), se la entrego y me siento, mientras todas me miraban extrañadas, pues ya me había despedido.

Se suponía que debía estar en el bus, pero eso puede esperar.

Lo busco con la mirada, por todos lados miro, y te veo. Admiro su estructura corporal. Y sí, sus bellos ojos. Había olvidado el asombroso parecido que tiene con mi primer amor.
Vas vestido justo con el mismo color que llevo puesto yo. Blanco. Color puro, tan puro como la amnesia que domina su mente.
Me rindo. No voltearás a verme.

Ya son las 3:13 p.m. Debía irme cuando vi tus lindos ojos, pequeños y verdes, pero no. Fue más urgente para mi correr a inventar alguna excusa para que me miraras. Al final, lo hiciste.

3 comentarios:

  1. ala que bien escribes!! me ha encantado :)
    un besazo guapisima y te sigo!

    ResponderEliminar
  2. que dulce escritoooo me ha llegado al corazón y transportado totalmente a cuando estaba en el colegio y me enamore por primera vez (que ñoña soooy)
    Gracias por visitar mi blog! te he seguido, continua escribiendo de esta forma ^^
    un abrazo y un beso <3
    - Mayra Victoria

    ResponderEliminar