Acordamos reunirnos en un mall, uno de los más frecuentes del país para poder preparar y organizar el evento que tendríamos para nuestra clase. Él y yo fuimos los primeros en llegar al punto de encuentro. Mientras veíamos a las personas pasar, fuimos contando nuestros planes para el breve descanso de Semana Santa. Escuchaba cada detalle que me decía. Uno que otro me sorprendía. Me han contado que ''no todo lo que brilla es oro'' y si lo fuera, no anduviera vagando por las calles.
Al contar sus preferencias, me percate que es de aquellos que se entretiene inhalando el humo que se produce en un aparato similar a una lámpara, y encima lo comparte con otros. Algo desagradable a mi persona, pero según él, una estupenda idea para escapar de la rutina.

No puedo juzgar por esa impresión que causó en mi pero, no me quedaron dudas de que no era un fiel prospecto.
Hace dos semanas lucía tan sereno, tan paciente, que parcialmente me había comprado.
Pude haber corrido una suerte lamentable si vendaba mis ojos ante la realidad. Debemos conocer a las personas antes de aceptarlas en nuestras vidas. Sí... en nuestras vidas.
Ya me había imaginado un mundo lleno de flores en la cabeza, flores que se convirtieron en alas de cucaracha al recaer en esa impresión, falsa como la apariencia de los pétalos que mi imaginación creativa se inventaba.
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